Pizarras brutas y pizarras inteligentes

Uno tiene que ver con la alineación de los planetas, digo, de los dedos con la pizarra. Antes de usarla hay que alinear el toque del dedo con varios puntos que aparecen en la pizarra. Así ésta entenderá que cuando toco el menú de START en Windows debe abrir éste y no otra cosa. El problema es que aparecen varios puntos de alineación incluyendo algunos que quedan en la parte superior de la pizarra. Para obtener una buena proyección la pizarra debe ser ubicada a unos 4 ó 5 pies del piso. Me refiero al borde inferior. Eso significa que una persona de baja estatura tendría que treparse en algo para alcanzar los puntos superiores. Por supuesto siempre estará el riesgo de que se caiga en frente de la clase.
Otro problema, más serio, tiene que ver con el retraso entre el estímulo digital y la aparición de la imagen. O sea, si escribo la letra E hay un retraso molestoso en lo que aparece en la pantalla. Si aparece. Sí porque mi letra E no será reconocida necesariamente como una E por el software de la pizarra. “No problemo” porque la puedo entrenar a reconocer mi escritura. Pero estas pizarras serán ubicadas en salones que serán usados por más de un profesor. Así que será un dolor de cabeza para la pizarra el entrenamiento y reentrenamiento de las caligrafías de cada cual. Por supuesto que ni hablar de ecuaciones matemáticas. Ahí hay un problema mayúsculo que seguramente alguien tratará de resolver con algún programa para ecuaciones que nos costará buen dinero.


Hoy tuve una reunión con varios colegas y usé mi pizarra virtual. O sea, conecté mi tablet a un InFocus. Tomé notas de lo que discutíamos Hice dibujos de lo que explicaba. Escribí los acuerdos a los que llegamos. Terminada la reunión conecté la tablet a una impresora y le entregué a cada uno de los participantes una copia de mis notas. Con mi letra. Por supuesto que mi tablet puede ser entrenada a reconocerla. Ya lo hace. Así que lo que escribo con la pluma lo traduce al formato de Microsoft Word, si así quisiera. Lo mejor de todo es que no tuve que alinear los planetas. Digo, no tuve que alinear la pizarra. Lo hice una vez y ya.
Mi pizarra es inteligente. Es de tamaños múltiples. Reconoce mis escritos. La puedo mover con facilidad. Y cuando termino mis clases me la puedo llevar fuera del salón. Lejos de las pizarras brutas que se quedarán clavadas a una pared. No sea que me contaminen la mía.
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